BREVE DESCRIPCIÓN DE LA RUTA
Siete Picos: Una cumbre tras otra, y ninguna como la anterior
No todas las batallas se libran con armadura, ni todas las gestas exigen espada. Algunas se conquistan con zapatillas bien atadas, una mochila liviana y el alma dispuesta a dejarse despeinar por el viento de la sierra. Así comienza esta pequeña odisea por la Sierra de Guadarrama, esa cordillera modesta en altitud pero gigantesca en épica, donde los corredores no huyen: se enfrentan al desnivel como quien se mira en el espejo y dice, sin pestañear, “hoy tampoco me vas a ganar”.
La Ruta de Siete Picos, con sus 15 kilómetros y 600 metros de desnivel positivo, es ese tipo de plan que suena asequible en la teoría… hasta que el sendero te recuerda que las ideas románticas suelen transpirar más de lo previsto.
El punto de partida —Puerto de Navacerrada— ya es un guiño a lo mítico. Aquí no se empieza una ruta, se inicia una ceremonia. El aire, denso de historia y altitud, parece susurrar a los oídos atentos: “bienvenido al terreno de los dioses sudorosos”.
Desde allí, el perfil de la ruta se convierte en un vaivén de emociones. Subes, bajas, resoplas, sonríes. Siete Picos no es un sendero, es un desfile de pequeñas cumbres que se alzan como viejos sabios, cada una con su gesto particular. A veces, el terreno parece querer abrazarte; otras, recordarte que las piernas no se fortalecen con promesas.
Tras esa danza de crestas y repechos que tonifican hasta el ego, aparece el Collado Ventoso, donde el viento hace de psicólogo de guardia: te despeina las preocupaciones y te deja listo para continuar. La vista desde allí no se describe, se respira. Es como asomarse al recuerdo de una postal que nunca llegó a enviarse.
El siguiente hito, el Puerto de la Fuenfría, lleva un nombre que engaña: suena a escalofrío, pero se siente como una tregua. Y si hasta aquí la épica se medía en metros positivos, la vuelta se mide en poesía: el Camino Schmid, un sendero entre sombras y susurros de bosque, donde cada paso es una caricia vegetal y cada conversación grupal se mezcla con el murmullo de los pinos.
Aquí, la velocidad no es lo importante. Lo esencial es esa sensación de estar exactamente donde uno quiere estar, aunque el cuádriceps grite lo contrario.
Porque en esta ruta no se busca la gloria, sino la sonrisa sucia de polvo y la satisfacción de haber conversado, al menos una vez, con el corazón bombeando como tambor de guerra.
Así que si buscas un reto que te deje sin aliento pero con el alma llena, no busques más. La montaña no tiene altavoz, pero habla fuerte. Y Siete Picos… grita bajito.
Para asistir a la ruta propuesta es necesario formalizar la INSCRIPCIÓN pinchando en el siguiente enlace e introducir los datos solicitados.
UBICACIÓN INICIO RUTA
MATERIAL RECOMENDADO
Todo el material que lleves ha de ser fijado en función de la climatología que vaya a producirse el dia de la ruta, para lo cual es casi obligatorio que revises los partes previos de la zona para saber que tiempo va a hacer. En cualquier caso, siempre recomendamos llevar de todo un poco:
- Un pack para lluvia, con chaqueta y guantes impermeables.
- Un pack para frio, con una camiseta térmica, manguitos, guantes, buff para cuello y cabeza.
- Un pack para calor, con gorra, crema solar y gafas de sol.
Los pack son combinables, puede hacer calor pero llover, hacer frio y llover, etc.
La nutrición/hidratación depende tambien tanto de las horas de duración del entrenamiento como del clima que haga. Por ejemplo, a más calor, más liquido deberemos de beber e igual ocurre con la cantidad de sales.